como si fuera un
acto primitivo,
te huelo,
tratando de hacerte quedar
o impregnarte en mi
como un permanente color.
tus pequeñas partículas
abrazan mis pequeñas partículas.
tu diminuto olor
y mi insuficiente olfateo.
el lento y eventual
serpenteo:
camino a casa, cuando te llevo,
no me alcanza, ni te veo
o llego a ver.
y cuando me agacho
y cierro los ojos, la luz del poste
ilumina mis párpados
como una linterna,
y por un instante pienso
que nos han descubierto.
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