todo está sellado
con el terrible quietismo
que reina,
hasta que tiembla.
se piensa que amar no es una mística volátil
e indomable
porque además de condenarse (dijo david)
escribir(te) también es condensarse
y traer a lo concreto
lo inexpresable.
pero la solidez de una palabra es amenazada
por el temblor, siempre a punto
de resquebrajarse.
y envidio el aire
virgen de palabras,
lo único imperturbable
en medio de un temblor.
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