sábado, 24 de marzo de 2007
tirado y expuesto.
Solamente estoy tranquilo en soledad. No hay pretensión ni posible perdición. Hasta la muerte parece ser familiar y no tan trágica. Estuve (al clandestino) en un juego de futból en una plaza cercana. Era al aire libre, de esperarse. Pero lo interesante era que volaban cuadros y pinturas en el aire entre vacas y tornados, leche agria planeando como nubes de cartones plásticos reminiscentes de una obra de teatro comunitario en un pequeño barrio de una gran metrópolis. Veía caras conocidas, pero justo las que quería ver me hablaban por compromiso tierno y amistad rosada. No debía culparlos, y no lo hacía. Pero no quiero un poco, quiero todo. Todo de un poco, no poco de un todo (y dichos estúpidos como esos, oh). Una mujer me decía rogado, y lo soy supongo. Siempre rogando. O rezando, no sé. Es lo mismo.
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